sábado, 22 de diciembre de 2012

El rito


Abro mis ojos, y miro el celular… son las 12 de la mañana, la maldita luz que se alcanza a colar por la ventana me esta dando en los ojos. Me siento como drácula, me tapo los ojos un rato hasta que me doy cuenta que ese palpitar doloroso en mi cabeza no va a cesar lo que representa tomar la única opción. Levantarme a enfrentar el mundo.
Mi boca esta absolutamente pastosa, una pútrida capa de sequedad se apodera de mi boca ; apuro el vaso con agua que mantengo en la mesa de noche… sabe a gloria, pero sabe a colilla de cigarrillo (aunque ese sabor es obviamente de la capa dentro de mi boca), trato de enfocar mis ojos en mi habitación, tarea imposible porque todo sigue dando vueltas, trato de recordar lo que paso en la noche, toda mi concentración para encontrar detalles, señales, algo que me de por lo menos la mas ligera insinuación de claridad. No, todo es borroso, todo es inciertote levanto de mi cama con dificulta sintiendo un torbellino y pensando en la maravilla del equilibrio humano, dándole gracias al homo erectus pues ya no ando en cuatro patas…. Cuatro patas? Momento eso me recuerda algo, ¡claro! En cuatro patas estaba cuando me incline en el sanitario para devolverlo todo… mierda, anoche se me fue la mano.

Camino pesadamente hacia la salida de mi habitación, giro la perilla y la luz de un sol de medio día me rodea, cierro los ojos un momento mientras me acostumbre a la intensidad de esa luz. las palpitaciones en mi cabeza no paran, al contrario se van haciendo mas evidentes (y dolorosas), llego a la cocina y abro la nevera…. Uy que rico el aire frió hace que mis músculos se tensionen (cuantas veces me ha dicho mi abuela que no haga eso, que me voy a torcer) saco la jarra con agua y bebo con avidez, prácticamente siento el recorrido del agua en mi garganta, y siento la frescura en mis entrañas cuando llega al estomago.

Busco algo de comer, hay una carne de anoche ¿la caliento? Nooo, sonrío para mis adentros, y estoy seguro de que si esa carne estuviera cruda igual la comería, es tanta el hambre y tan poca la intención de cocinar.
Me sirvo el quinto vaso con agua y me acuesto en el sofá para ver televisión, no veo nada, mi cabeza no quiere ver nada, aun así la tele sigue prendida, y yo sigo con la sensación de vació en mi memoria, aunque también repaso lo que debo hacer en el día… -hoy es sábado- pienso y mi cabeza sigue palpitando, el dolor se hace insoportable, me paro y tomo una aspirina, cualquier cosa, este dolor me esta matando, es como si una retroexcavadora arañara un tablero (caray, que razonamiento tan entupido, de verdad mi cabeza funciona a media marcha) vuelvo a el sofá, llamo a uno de los amigos con los que Salí la noche anterior, cundo escucho su voz de dormido/adolorido sonrió –por lo menos no estoy solo en esto- de mi boca solo sale la siguiente frase (frase que jamás va a ser cambiada, pues posee una sabiduría tan antigua como la raza humana): Paaaaarece no me vuelvo a tomar un trago en mi vida!!!!! Y como si el mundo no tuviera ya muchas contradicciones, suelto la siguiente perla –oiga loco y la bebeta esta noche en donde.

Es un ritual cíclico, somos seres tan predecibles, mi amigo con una sonrisa que contrasta con su voz pastosa y todavía un tanto enredada dice: -yo no se viejo, pero esta noche acabamos con las dos botellas que sobraron.-

2 comentarios:

Germán Pino Arboleda dijo...

es muy bueno, es lo que por lo general nos pasa a todos cuando se nos va la mano , y despues nos arrepentimos , pero sigue lo bueno que es un viernes y decimos despues de tanto decir no...adonde es hoy?

Alejandra Vargas dijo...

Eeeeeeso, ahí está pintado usted Alejandro Morales Idárraga. ¡LE DIJE! jajajaja